La confusión en el concepto de metástasis

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Análisis en profundidad de la teoría oficial sobre el cáncer

Por Fátima Gamero, estudiante de la formación.

Introducción

Hola comunidad Awaking Project. Les saluda Fati, estudiante de la formación de NMG y encargada de crear contenido para la sección de Awaking Kids en la página web y en el canal de Youtube.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica, en este año 2023 se diagnosticarán en España 279.260 nuevos casos de cáncer. Y que además, esperan un incremento de la incidencia del cáncer en todo el mundo a largo plazo, y los tumores de mama, pulmón, próstata, colon y vejiga serán los más frecuentes. Hace poco leí estos datos en un periodico digital que me sugirió la sección de Noticias en Google. Lo cuál me llevó a preguntarme, ¿cómo pueden influir estas “predicciones” tan fatalistas en la psiquis de las personas que confían ciegamente en estos supuestos especialistas? ¿Cómo pueden predisponer a estas personas para que desarrollen la idea de que el cáncer es una posibilidad cada vez mayor y de que es es un ente maligno que viene a por ellos y no descansará hasta llevarlos a la tumba?

La medicina clásica tiene implementadas en su protocolo las herramientas necesarias para perjudicar a sus pacientes antes, durante y después de un diagnóstico. Primero, desde pequeños, se nos inculca que debemos hacernos chequeos y que debemos andar con cuidado porque “uno nunca sabe”. Luego le hacen estudios a una persona, aun cuando no conocen en su totalidad cómo funciona el cuerpo humano, y descubren una imperfección que activa todas las alarmas.  Y finalmente le dan la sentencia a la persona, quien se llena de terror. Una de estas herramientas es la metástasis. Una palabra que los médicos usan con frecuencia para explicar la aparición de otros tumores incluso después de que la persona ha recibido quimioterapia o radioterapia.

En este artículo estudiaremos en profundidad cómo la oncología tradicional define el cáncer, y también, cada uno de los argumentos que sustentan la teoría de la propagación del cáncer, es decir, el proceso de metástasis. De esta forma, podremos desmentir estos fundamentos usando los conceptos básicos de biología, anatomía y fisiología. Explicaremos la “propagación” de los tumores benignos o malignos desde los conocimientos de las cinco leyes biológicas, y veremos los ejemplos de tumores más comunes, analizando cómo se relaciona el choque biológico de cada órgano con el diagnóstico que se da, y la propia interpretación subjetiva que hace el paciente de la situación que está viviendo.

El cáncer según la medicina clásica

Según la definición oficial del NCI (Instituto Nacional del Cáncer), el cáncer es una enfermedad que se caracteriza porque “algunas células del cuerpo se multiplican sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo”. En condiciones que la medicina convencional clasifica como normales, las células humanas se forman y se multiplican por medio de la división celular para formar nuevas células que reemplacen a las viejas o dañadas a medida que el cuerpo las necesite. Sin embargo, “a veces el proceso no sigue este orden y las células anormales se forman y se multiplican cuando no deberían. Estas células tal vez formen tumores, que son bultos de tejido.”

Un tumor es una protuberancia o crecimiento celular. Se les llama malignas a las masas que tienen la capacidad de propagarse, y a las que no, se les denomina benignas. La SAC (Sociedad Americana del Cáncer), dice que “a medida que las células cancerosas se reproducen de forma descontrolada, eventualmente pueden superar en número a las células sanas, y esto hace que al cuerpo le resulte difícil funcionar de la manera que debería hacerlo.”  ¿Cuál es la diferencia entre una célula normal y una célula cancerígena? “Las células cancerígenas se originan sin recibir señales de que se deben formar. Las células normales solo se forman cuando reciben estas señales.” Como si nuestro cuerpo no fuera un centro de comando avanzado que actúa en armonía y en simbiosis con la biología.

El cáncer se entiende como una enfermedad genética. Los cambios genéticos que causan el cáncer serían los “errores que ocurren cuando las células se multiplican”, daños en el ácido desoxirribonucleico, o que se basan en la herencia de padre a hijo.  Además, la oncología indica que existen dos categorías principales de cáncer. Los cánceres hematológicos afectan los glóbulos sanguíneos como la leucemia. Y los cánceres de tumor sólido, aquellos que se desarrollan en cualquier órgano, tejido o parte del cuerpo; uno de los más comunes es el cáncer de pulmón. Y hay más de 100 tipos de cáncer. Encontramos los carcinomas (células epiteliales), sarcomas (células de tejidos blandos), leucemia, linfoma, mieloma, los neuroendocrinos; entre otros.

Cómo se “propaga” el cáncer

La medicina clásica afirma que las células cancerosas se desprenden del tumor principal e ingresan al torrente sanguíneo o el sistema linfático, por lo que tienen la capacidad de propagar el cáncer por todo el organismo e “infectar” a más órganos. A este proceso se le conoce como metástasis. Se dice que algunos tipos de cáncer tienden a diseminarse a determinadas partes del cuerpo con frecuencia. Por ejemplo, el cáncer de mama suele hacer metástasis a los huesos, el hígado, los pulmones, la pared torácica y el cerebro. Mientras que el cáncer rectal y de colon tiende a propagarse al hígado y al pulmón. La aparición de nuevos tumores en estos órganos en específico no es ninguna coincidencia, y pronto entenderemos su sentido biológico.

Ahora nos surge la pregunta de que, si se supone que una célula de cierto órgano en particular tuvo una falla al momento de multiplicarse y a partir de ahí, surgió el cáncer; ¿es la metástasis el mismo tipo de cáncer que antes? La respuesta que nos ofrece la ASCO (American Society of Clinical Oncology) es: “Sí, un cáncer que se ha diseminado a otra área recibe el mismo nombre que el cáncer original. Por ejemplo, el cáncer de mama que se ha diseminado al hígado se denomina cáncer de mama metastásico, no cáncer de hígado”. Y sin embargo, ¿cómo es posible que los médicos puedan identificar a la célula mamaria entre las células hepatológicas? Una vez más, la medicina clásica no puede decirlo con certeza.

Entonces, ¿cuál es la serie de pasos que las células cancerosas realizan para hacer metástasis? Primero aparecen dentro del tejido normal más cercano, luego atraviesan las paredes de ganglios linfáticos o vasos sanguíneos. Después, viajan por el torrente sanguíneo. Aunque las células sean de tamaño microscópico, estas paran en los vasos sanguíneos pequeños e invaden las paredes de los vasos para entrar en el tejido que los rodea. Finalmente, crecen en el tejido hasta formar un tumor muy pequeño y hacen que se formen nuevos vasos sanguíneos (aunque no sean células sanguíneas), que permiten que el tumor metastásico reciba sangre y continúe creciendo. 

Cabe recalcar que el cáncer metastásico no siempre causa síntomas, así que no hay forma de que el paciente pueda experimentar la enfermedad aunque a veces los médicos sí que pueden detectarla. Los signos más comunes de cáncer metastásico acorde a la NIH (Instituto Nacional del Cáncer) son los siguientes: Dolor y fracturas (roturas) cuando el cáncer hizo metástasis al hueso, dolor de cabeza, crisis convulsivas o mareos si el cáncer se diseminó al encéfalo; falta de aliento si el cáncer se diseminó al pulmón; ictericia e hinchazón en el vientre si hay cáncer metastásico en el hígado. A pesar de que todos estos síntomas se pueden deber a otro tipo de enfermedades que no necesariamente tengan que ver con la oncologica, la medicina clásica los atribuye al cáncer metastásico.

Dentro de los protocolos médicos, hay tratamientos para la mayoría de los tipos de cáncer metastásico. Su propósito es controlarlo al detener o retrasar el avance de la enfermedad. El tratamiento dependerá del tipo de cáncer primario, el sitio donde se diseminó y la salud del paciente en general. Todo esto sin que los oncólogos entiendan la causa y el sentido biológico del cáncer, y más bien relacionen su origen a una suerte de probabilidades dentro de los estudios de la genética.  ¿Y qué pasa cuando ya no es posible controlar el cáncer metastásico? Es mejor dejar a la NCI responder esta pregunta: “Si le han dicho que ya no es posible controlar su cáncer, usted y sus seres queridos tal vez quieran conversar sobre la atención en la etapa final de la vida.” 

Desmintiendo la teoría de la metástasis

La Ley Férrea del Cáncer nos explica que cuando se tiene un cáncer, en un proceso oncológico, hay un momento en que se produce un conflicto biológico; un shock altamente dramático que desencadena una serie de cambios en la triada psique-cerebro-órgano. Hay una modificación en el comportamiento, un impacto en el cerebro y síntomas en determinados órganos dependiendo del contexto del conflicto. Los tumores o crecimientos celulares son adaptaciones biológicas que tienen un pleno sentido: ayudar a la persona a superar una situación. La célula que mutan no se convierte en un virus infeccioso ni pierde sus respectivas propiedades. Existe una capa de carbohidratos llamada glucocalix que adhiere una célula a otra. Entonces no se puede desprender una célula y viajar por la sangre para instalarse en un órgano lejano y dejar sin afectar a todos los órganos que se encuentre por su camino.

Cuando se detecta un crecimiento celular en el cerebro después de encontrar un primer tumor se asume que se trata de una metástasis cerebral. Sin embargo, el cerebro es uno de los órganos más complejos con numerosas secciones. Las imágenes que los médicos observan son Focos de Hamer, cicatrizaciones nerviosas que indican un programa biológico activo o en fase de reparación en determinado órgano. Es absurdo pensar en la posibilidad de que un tumor de pulmón cause una metástasis en, por ejemplo, la corteza cerebral; ya que se observaría el artefacto en el tronco cerebral (donde está ubicado el relé de los alvéolos pulmonares), y esta diana concéntrica corresponde a la reparación de las células nerviosas. De igual forma las tomografías cerebrales siempre se hacen con líquido de contraste, el cual opaca el edema cerebral y este se interpreta como un tumor cancerígeno.

Si hay un tumor primario en el estómago, y luego se le detectan tres metástasis distintas, se afirma que los nuevos tumores son originados por células cancerígenas que han migrado y tienen el mismo origen que el tumor original. Habría células que nunca cambiaron su histología y continúan siendo propias de un tumor de estómago. Sin embargo, esto no tiene sentido; porque la embriología nos dice que los órganos derivan de capas embriológicas diferentes: endodermo, mesodermo (viejo y nuevo) y ectodermo. Con la NMG sabemos que hay invaginaciones de capas germinales dentro de un mismo órgano. La curvatura menor del estómago pertenece al ectodermo, mientras que la curvatura mayor pertenece al endodermo. Incluso estudiamos por separado las mucosas y las submucosas. ¿Cómo se puede saber con certeza el origen de las células “cancerígenas” sin que se realizan biopsias por separado?

Para desbaratar esta teoría a continuación cito al Doctor Hamer, un oncólogo, en una charla con el doctor Pfizer. “Tendríamos que hacer desaparecer lo más rápidamente posible la idea de las denominadas “metástasis”, en cuya existencia ha creído hasta ahora la medicina oficial. Se ha pretendido que, con una acrobacia de fe horrible, imaginásemos gracias a metamorfosis alternas, salvajes y fulminantes, carcinomas del intestino delgado, en mitosis, del endodermo, pudiesen transformarse en osteolisis óseas necrotizantes de la hoja embrional mesodérmica para al final poder producir también “mediante metamorfosis metastásica” las denominadas “metástasis cerebrales” del ectodermo. Todos han creído que entendían esta insensatez que un médico medianamente crítico no podría aceptar nunca.” “Lo único que se puede multiplicar en nuestro cerebro es el tejido conector, denominado “tejido glial” y estas células de tejido conector del todo inocuas se multiplican exclusivamente en la fase de reparación, sólo durante o tras esta fase se pueden colorear con el medio de contraste, como bien sabe cualquiera que trabaje en este campo.”

El doctor Hamer solía usar un ejemplo sencillo pero que representa con precisión la base que sostiene la teoría de la propagación del cáncer. Un canadiense rubio de ojos azules enloquece y se echa a nadar al mar, pero como nadie lo ha visto no sabemos a qué mar se ha tirado. Y cuando está nadando, de la nada sufre una metamorfosis, una transformación porque además de loco es superinteligente, y se da cuenta que está yendo a China y que debe convertirse en chino. Luego, un oncólogo entre los mil millones de chinos que hay es capaz de determinar cuál era el canadiense que ahora tiene rasgos asiáticos. Esta es la teoría de la metástasis. 

Los avances más recientes en microscopios demuestran que las células del pulmón siempre son células pulmonares. Si una célula ósea que va viajando por la sangre llega al pulmón, tendría que formar un cáncer óseo y sin embargo, en el pulmón no encontramos un cáncer óseo. “Una célula cancerígena que es tal porque se ha vuelto loca, que no sabe lo que hace, se separa de su tumor original, pierde su conexión con el cerebro, pero eso no importa porque es autónoma, se pone a viajar por la sangre aunque nunca se la ha visto”. “Nunca jamás se ha encontrado en la sangre, una célula que en su camino por la sangre sufre una metamorfosis espontánea y se convierte de pronto en el tipo de célula que corresponde al órgano que va.”

Los DHS iatrogénicos y las consecuencias de los diagnósticos

Primero, el oncólogo descubre el cáncer, y lo etiqueta como maligno. Se determina la fase del cáncer. Al paciente se le dice su diagnóstico y se le sentencia a pasar el resto de su vida cargando con una enfermedad disque mortal. La persona recuerda todo lo que le han enseñado en la escuela, todo lo que su familia comentaba y ve cómo se esfuman los planes que tenía para su vida. Se le dan pocas opciones. Hacerse una cirugía, y/o atravesar por el doloroso proceso de la quimioterapia y radioterapia. 

Se le advierte una y otra vez que estas soluciones solo le permitirán “aminorar” los dolores, causando a su vez consecuencias fatales de por vida. Y finalmente se le dice que en cuestión de años fallecerá, porque el cáncer no tiene cura. Entonces el paciente se llena de miedo. Piensa en sus padres o en sus hijos, en su pareja, en su trabajo. No tiene a nadie quien le apoye, nadie quien lo entienda. Y si además él opta por no hacer ningún tratamiento, se le juzgará. El paciente piensa que hay algo malo en su cuerpo. Es entonces cuando experimenta un DHS iatrogénico.

El término de conflicto iatrogénico hace referencia a los choques biológicos que surgen después de que una persona reciba un diagnóstico. Es el propio diagnóstico y el proceso oncológico el que va desarrollando metástasis. Por ejemplo, a una mujer joven se le descubre un cáncer intraductal de mama. Ella experimenta un miedo a morir, el cual impacta en la zona que corresponde a los alvéolos pulmonares. Habrá una proliferación celular durante la fase activa con el sentido biológico de que el proceso de respiración sea más efectivo, ella pueda inhalar más oxígeno y así escapar de un depredador, es decir, la muerte. Al cabo de un par de meses de quimioterapia, el médico descubre el nuevo tumor en el pulmón, y lo llama “metástasis pulmonar proveniente de la mamá”. No obstante, el intraductal de la mama pertenece al ectodermo, y los alvéolos pulmonares son endodérmicos.

La teoría de propagación del cáncer afirma que las células cancerígenas se pueden diseminar a casi cualquier parte del cuerpo. Pero es más probable que algunos tipos de cáncer tiendan a diseminarse a ciertas áreas. Los sitios más comunes donde se disemina el cáncer son: hueso, hígado y pulmón. El hueso está relacionado a los conflictos de desvalorización. El impacto de la noticia del cáncer puede alterar la percepción del paciente sobre sí mismo porque se cuestiona su propio valor. Un conflicto en el hígado nos habla de la carencia de algo vital, como el dinero, la comida, la familia, o incluso su salud. Los tratamientos oncológicos suelen ser costosos, y además, el paciente se aísla de sus seres queridos, sale de su territorio, de su paz, y pierde lo que para él, era vital.  De igual forma, ya sabemos que el pulmón se relaciona con el sentimiento del miedo a la muerte. Porque el cáncer es considerado la segunda causa de muerte en la Región de las Américas. 

Este eslogan ha condenado a millones de personas a creer que fallecerán de forma inevitable, cuando en realidad, han tenido previamente un conflicto que ha activado una adaptación biológica con un pleno sentido biológico: ayudarle a superar una situación que le tiene inhibido de accionar. Si no puedes tragar a un familiar, no te preocupes, tu cuerpo hará una proliferación celular para que puedas “tragar” mejor a esa persona. De esta forma, los diagnósticos representan una sentencia para aquel que no conoce la Medicina Germánica.  Los supuestos cánceres metastásicos se explican desde la lógica básica, los propios cimientos de la embriología  y por supuesto, la primera ley biológica desarrollada por el doctor Hamer. El diagnóstico causa un conflicto en el paciente, su cuerpo lleva a cabo un nuevo programa biológico y cuando el oncólogo ve otro tumor presente piensa que una célula hepatológica, ha escapado, viajado por el torrente sanguíneo, impregnado en el pulmón e infectado, de alguna forma inexplicable, a células epiteliales.

Reflexión final

En conclusión, el cáncer no es ninguna condena para aquel que padece los síntomas. Cada una de las enfermedades que la medicina clásica ha catalogado como errores o fallos del organismo son programas biológicos que tienen un propósito, una quinta esencia, la de ayudarnos. Cuando estamos inhibidos de accionar, cuando nos vemos imposibilitados de hacer algo o superar una situación, nuestro organismo nos ayuda porque el cerebro interpreta todo como real. La médica clásica ha perpetuado durante décadas este paradigma donde el paciente le tiene miedo a su propio cuerpo, y cada vez que va a los chequeos de rutina existe la posibilidad de que descubran una anomalía que marcará una sentencia. Diagnóstico tras diagnóstico, conflicto tras conflicto, la persona entra en un círculo vicioso, del cual es muy difícil salir sin conocer el nuevo paradigma.

Hoy en día, con los maravillosos descubrimientos proporcionados por el doctor Hamer, entendemos que el cerebro y todos los órganos de nuestro cuerpo trabajan en conjunto para asegurar nuestra supervivencia. Y que además, los conflictos son parte de la vida. Tener síntomas, pasar por procesos orgánicos de reparación, y luego evitar recaer en el mismo conflicto, significa que estamos vivos. Si nos equivocamos, aprendemos. Si nos caemos, nos volvemos a levantar. Con la Germánica, nos empoderamos , y perdemos el miedo a cualquier diagnóstico, a la muerta, a “enfermar”. Finalmente, ahora sabemos por qué la metástasis no tiene ningún sentido, y hemos logrado disipar otra gran confusión que se tiene acerca del cuerpo humano y las enfermedades.

Mando un abrazo a todos los que están leyendo este artículo. Espero que les haya gustado y que les haya ayudado a aclarar sus dudas. Más abajo podrán encontrar todas las fuentes de las que saqué información para armar este artículo, y así puedan comprobar por ustedes mismos cada dato.  Además, recuerden que pueden adquirir la formación de NMG en el siguiente link: https://awakingproject.com/cat-prod/nmg/ 

Fuentes:

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Responses

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  1. Excelente la explicación que haces, de manera sencilla para los que no somos médicos y los que lo son, coincido contigo en el miedo al cuerpo lleva a un total desconocimiento de este y a caer en las hipótesis que sustentaran las mentiras de una supuesta “enfermedad” que solo son procesos de autoregulacion naturales en todo organismo vivo, gracias!