La Morfina

Una sola inyección de morfina administrada a un paciente en lo más profundo de la Fase de Vagotonía puede ser fatal. La morfina altera las estructuras cerebrales, disminuye el poder de la voluntad y paraliza los intestinos. La morfina resulta perjudicial para cualquier paciente. En la naturaleza no se ha previsto una intervención similar desde el exterior.

Desde que existe la morfina y sus derivados, nuestros pensamientos son tristemente: “eliminamos el dolor con la morfina, en consecuencia, podemos curar”. El cálculo es erróneo. De hecho, la morfina desbarata todo el cerebro y el paciente pierde el ánimo y se deja adormecer porque no tienen ninguna voluntad.

Se acepta de forma irresponsable, frívolamente, los efectos colaterales de la morfina, como: adicción, supresión respiratoria, parálisis intestinal. Por ello, la toma de morfina es siempre una vía de sentido único, “un homicidio a plazos”.

La tragedia es que los pacientes la mayoría de las veces sólo tienen dolores cuando ya están en la Fase de Reparación y los dolores, por regla, tienen su límite de tiempo. Es el caso de osteolisis en huesos en la Fase Pcl, que producen un fuerte dolor por estiramiento (dilatación) del periostio, uno de los dolores más temidos en la medicina.

Con la Nueva Medicina podemos diferenciar con precisión a qué fase corresponde el dolor, de qué cualidad, cuánto puede durar. Si a un paciente se le puede decir por ejemplo: este dolor de huesos va a durar de seis a ocho semanas, después el hueso estará sanado. Así, un paciente nunca pide morfina, incluso ni la toma aún cuando se la ofrezcan. El paciente se hace un programa mental. Se le ayuda a distraerse y esto funciona casi siempre. Hablamos de  aplicaciones externas para calmar el dolor: Acupuntura, masajes, Reiki, etc.

Es importante saber que la morfina provoca rápidamente alteraciones mentales y cerebrales gravísimas, que destruyen la moral del paciente hasta el punto, que a partir de ahí ya no puede soportar más ningún dolor. Dado que el dolor es subjetivo, cada vez que disminuye el efecto de la morfina, los pacientes sienten éste con mucha mayor intensidad que si no hubieran tomado la morfina. Por ello, de sobra se sabe que las dosis deben ser aumentadas. El paciente muere por causa de la morfina, el intestino se paraliza, muere de hambre y de sed.

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