EL AURA

«Aura: campo magnético o eléctrico que rodea especialmente el cuerpo animal y que contiene colores debidos a la frecuencia vibratoria de la energía de este campo. Semejante energía se debe al desarrollo psíquico y a las fuerzas vitales del cuerpo. El aura cambia de color en el curso de la evolución psíquica, pasando de un violeta muy subido a un blanco más puro en los estados más avanzados. El aura es visible en ciertas condiciones y ha sido fotografiada. Puede afectar ciertos instrumentos cuya receptividad ha sido perfectamente regulada. Toda célula viviente tiene su aura y lo mismo ocurre con grupos de células.»

El aura es la consecuencia de ciertas energías en actividad en nuestro campo de conciencia. Estas energías, provenientes del Sol o del alma, están contenidas en el hombre gracias a sus centros psíquicos; cuando éstos son activos, el aura lo es también. Los centros determinan la naturaleza y calidad del aura. Cuanto más elevados son los centros activos, más amplio y benéfico es el resplandor del aura. Aparte del aura del Espíritu, cuya vibración es percibida solamente en el momento de las últimas iniciaciones, existen tres fuegos cuya fusión compone el aura humana:

  • El resplandor espiritual del alma, cuyas frecuencias vibratorias pueden ser percibidas solamente por iniciados avanzados.
  • La resplandeciente luz dorada del cuerpo etéreo o vital alimentado por el centro del bazo.
  • La luz sombría que indica la luz latente escondida en el seno del átomo.

El desarrollo del aura depende pues, de la actividad normal y unificada de estos tres fuegos.

COLORES Y ESTADOS INTERNOS

El aura menos elevada es llamada aura de salud. Cuando un ser humano no está sano, posee una acumulación de energía vital, encontrada en la alimentación, en la bebida y en la respiración, la cual irradiará unos cuatro o cinco centímetros sobre la superficie de su cuerpo. El clarividente visualiza el aura de salud bajo la forma de líneas derechas que van de la superficie del cuerpo en todas direcciones. Cuando un órgano está enfermo, el lugar donde está situado irradia más débilmente, volviéndose borrosos los rayos de luz.

El resplandor del cuerpo astral o emocional es mucho más sutil. Se extiende también alrededor del cuerpo físico; sus vibraciones son muy sensibles a todo lo que afecta la naturaleza emocional (pasiones, deseos, odios, etc.). Esta emanación puede tener de veinticinco a cuarenta centímetros.

El resplandor del cuerpo mental es mucho más amplio que el del cuerpo astral. La frecuencia vibratoria de este aura depende sobre todo del grado de desarrollo intelectual. Se constata que cuanto más elevada es la inteligencia cósmica, más pura y esplendorosa se vuelve el aura mental del sujeto.

La unión y armonía perfecta entre estas tres auras estimulan el aura elevada del alma; al fusionar las cuatro en un mismo fuego que consume y transfigura, el iniciado experimenta un estado ideal del espíritu.

EN TODAS LAS CULTURAS

No podemos saber si el hombre primitivo percibía esta luminiscencia debido al consumo ritual de alucinógenos, si sólo la percibían los chamanes, o si era innata y con posterioridad dicha facultad se perdió. Culturas muy diferentes han reflejado la presencia de ese halo en seres espirituales o de rango superior. El aura está simbolizada, por ejemplo, en los tocados de plumas de los chamanes y jefes indios americanos, en las tiaras cónicas de los faraones egipcios, en la corona resplandeciente de los reyes y en el nimbo que rodea la cabeza de las imágenes de Jesús, la Virgen, los ángeles, santos y budas. También la literatura espiritual de todos los tiempos, desde la hebrea a la sufí, describe a santones y profetas envueltos en luz blanca.

Pero, ¿de dónde proviene el aura? ¿Procede, tal vez, del calor de los cuerpos vivos?, ¿o se trata de una fuerza exterior? La creencia en el aura ha estado siempre unida a la «teoría vitalista», según la cual existe una energía cósmica que anima e impregna todo el universo, llamada chi por los chinos, ruasch por los hebreos, huaca por los incas y prana por los hindúes. Generalmente, dicha fuerza está íntimamente ligada a la luz, los rayos del sol y los siete colores del arco iris. Se dice que es absorbida por los seres vivos a través de la respiración y de los chakras o vórtices energéticos, y más tarde enviada al torrente sanguíneo y al sistema nervioso, convirtiéndose en el motor de las funciones vitales y psíquicas. Según esta teoría, se almacenaría en el cerebro y en el centro energético del abdomen, y emanaría del cuerpo sobre todo a través de las manos y los ojos.

Yoguis, ascetas o chamanes aprenden a controlar esta fuerza vital mediante la meditación y la realización de ejercicios espirituales. Se dice que cuando lo logran, sus facultades paranormales se disparan.

Asimismo, se cree que esta fuerza vital se acumula en objetos animados e inanimados y en lugares como montañas, árboles, casas… y que puede ser manipulada por la mente consciente o inconsciente, permitiendo influir sobre las cosas a distancia.

MEDICINA, COLORES Y CUERPO AÚRICO

Tanto el chamanismo como las tradiciones esotéricas, yóguicas y teosóficas describen la forma de esta energía como una nube de luz o «huevo luminoso» dotado de significado. Según A. P. Elkin, los aborígenes australianos son aún capaces de percibirla y «leer» en ella tanto las enfermedades como el pasado de la persona.

En realidad, la lectura del aura con fines curativos es tan antigua como la medicina. Se sabe que los médicos de la antigua China o Persia diagnosticaban las enfermedades de sus pacientes a través del estudio de la luz que veían emanar de los cuerpos. Por su parte, desde la mística yogui a la sufí, pasando por los teósofos, aseguran que absorbemos los siete rayos de luz cósmica por siete vórtices energéticos situados en nuestro cuerpo conocidos como chakras, los cuales se asocian a diversos órganos, así como a las diversas capas de energía se asocian a los 7 chakras del cuerpo y 7 notas musicales con los 7 colores del arcoiris.

                                              LOS 7 CHAKRAS

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Breve explicación gráfica, sobre como se compone nuestra aura, y cual es la armonía que debería tener, cuando no la tenga estaremos en desequilibrio energético y nuestro cuerpo parecerá que funciona mal, pero sera solo temporal hasta recuperar la armonía, algunas tecnicas que restauran la armonia son Yoga, meditacion, Reiki y Tai Chi

Con las 7 notas musicales en un Pentagrama podemos observar que los 7 chakras vibran de acuerdo a 7 colores y 7 notas musicales, los cuales están todos sincronizados.

Las 7 notas musicales generan un ritmo, el ritmo es vibración y la vibración es energía.

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